TRABAJO SEGURO, CUESTI脫N DE ACTITUD

Post P煤blico 28/04/2016 18 1.947
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Conmemoramos un año más el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Y lo hacemos con unas cifras que, en esta ocasión, no acompañan a esta celebración.

Lamentablemente en 2015 se produjeron 449.223 accidentes laborales. Esto ha supuesto un incremento de la siniestralidad laboral en todos los sectores del 5,8% y el que ya acumulemos en España dos ejercicios consecutivos de subidas. Asimismo, en la Comunitat Valenciana el aumento ha sido del 10% al pasar de 35.579 a 39.066 accidentes. Por lo tanto es preocupante que, tras una disminución continuada desde 2009, este indicador vuelve a repuntar en una etapa que coincide con una mayor actividad económica y crecimiento del empleo. Algo que no justifica en modo alguno el aumento de la siniestralidad y evidencia que la prevención sigue siendo una asignatura pendiente.

Hemos dejado atrás un periodo de bonanza en el que el número de accidentes laborales se vio reducido con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Una normativa cuya promulgación, hace ya dos décadas, supuso una revolución en España en materia de protección de la seguridad y salud de los trabajadores. Con ella se consiguió reducir la siniestralidad de forma significativa debido a una creciente sensibilización, implicación y esfuerzo de empresarios, trabajadores, interlocutores sociales y Administración.

Pero, como hemos visto, esa tendencia ha dado un giro. Una situación que nos preocupa porque el trabajo seguro es un derecho y una obligación de todos que debe ganar terreno en el entorno laboral. En este sentido, tenemos que redoblar esfuerzos para hacer que la cultura preventiva sea una máxima que predomine en todo el proceso productivo y evitar que los accidentes sigan escalando puestos.

Es innegable que los beneficios para una empresa que vela por la salud y seguridad de sus trabajadores son, a día de hoy, más que evidentes. Afianza el compromiso de estos con la organización, mejora el rendimiento en el trabajo, disminuye el absentismo laboral, evita conflictos, protege y mejora su imagen y valor de marca frente a sus clientes internos y externos y minimiza los costes e interrupciones derivados de la no prevención. En resumen, contribuye al bienestar de su plantilla  y a la mejora de su rentabilidad.

Son muchas las empresas que ya están desarrollando estrategias y programas de fomento de esa cultura preventiva. En ellas se prioriza la asunción personal de responsabilidades, el compromiso compartido, la transparencia y se reconoce la participación activa en la mejora de todos los puestos de los miembros de la organización. Sin duda, se trata de empresas que buscan la excelencia, que aspiran a convertirse en saludables y para las que la seguridad y salud son un valor añadido para su negocio.

Pero no olvidemos que aún queda mucho camino por recorrer porque, ante todo, la seguridad y la salud laboral son algo más que la prevención de accidentes. Es una cuestión de actitud que alcanza a las relaciones humanas, sociales y económicas. Es decir, la vida y la integridad física son temas que requieren de un firme empeño, participación y corresponsabilidad de la dirección y de los trabajadores.

Ya no valen los incumplimientos motivados por las exigencias del propio trabajo que provoca que el operario se olvide de las medidas preventivas para sacar el trabajo como sea. Ni los procedentes de empresarios que, por ahorrar costes, ofrecen equipos de protección individual en mal estado o defectuosos. Y mucho menos que la Administración disminuya su labor de vigilancia y control.

Todos los trabajadores tienen derecho a unas condiciones de trabajo dignas pero también un deber impuesto por Ley de colaborar. Por su parte los empresarios estamos obligados a controlar adecuadamente los riesgos para la seguridad y la salud en el lugar de trabajo y somos responsables de la gestión de la prevención. Esto significa preservar a los trabajadores de cualquier contingencia que pueda perjudicarlos, mediante un control eficaz de los riesgos de accidentes o enfermedades que surjan en su entorno productivo.

Para ser capaces de mejorar la seguridad y la salud en el trabajo, trabajadores y empresas, y por extensión sus organizaciones empresariales y sindicales representativas, y la propia Administración, debemos colaborar estrechamente para encontrar soluciones conjuntas a los problemas comunes. Con esta voluntad, desde FEMEVAL impulsamos diferentes actuaciones que permitan configurar entornos de trabajo seguros y saludables, a la par que impulsan la productividad y competitividad de nuestros asociados, sobre todo de las pymes.

Entre ellas destacan las jornadas de sensibilización y divulgación que impartimos para mantener a nuestros asociados informados de toda la legislación de aplicación al metal. También nuestro personal técnico presta asesoramiento individual y disponemos de una novedosa plataforma web que permite personalizar la implantación de la norma OHSAS 18001. En los últimos años además nos hemos esforzado en aunar sinergias con otras entidades para favorecer una mayor aproximación de las políticas preventivas al entorno laboral. Un claro ejemplo es la estrecha colaboración que mantenemos con Unión de Mutuas.

Señalaba al principio que el 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Y qué mejor manera de celebrarlo que ponernos por delante este objetivo: avanzar hacia un cambio cultural necesario para evitar cualquier accidente, enfermedad o lesión laboral. Una meta ambiciosa, pero no imposible. Lo dicho, es cuestión de actitud.