TRABAJO PARA TODOS

Post P煤blico 30/04/2015 19 1.947
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Conmemoramos el Día Internacional del Trabajo en un momento en el que no acaban de curarse las heridas que la crisis económica ha provocado en el mercado laboral. Un momento en el que, además, las tímidas luces de la recuperación no alumbran a una tasa de desempleo que, lejos de reducirse, ha aumentado este último trimestre hasta situarse en el 23,78%.

Las cifras están sobre la mesa y no nos dejan indiferentes. Tenemos casi 5,5 millones de parados, de los que más de la mitad (el 61%) son de larga duración, y se ha enquistado un nivel de desigualdad que ha alcanzado su máximo nivel desde hace 30 años (los ingresos del 10% más rico de la población superan en 11 veces a los del 10% más pobre).

A estos indicadores debemos añadirles las serias dificultades por las que pasan más de 14 millones de personas empobrecidas en España; el grave riesgo de caída en la exclusión; la precariedad o la falta de movilidad social, entre otros, que ya no son sólo una consecuencia coyuntural de la crisis, ni tienen su solución en la esperada recuperación. Unos factores que constituyen una más que evidente razón para reflexionar en tan significativa jornada anual, -la del 1º de mayo de 1886-, que representó un paso fundamental en la conquista de los derechos de los trabajadores.

Así, y bajo el paraguas de los problemas que aquejan a un país como España, todos deberíamos ser capaces de consensuar medidas para poner freno a esta más que intolerable mutación del ADN de nuestra sociedad. Y digo todos porque el compromiso de generar trabajo e igualdad es un reto colectivo tanto de las administraciones como de los actores que conformamos la sociedad civil.

Aunque no existen soluciones únicas para hacer frente a este desafío, sí que debemos partir de la premisa de que, en el entramado socioeconómico, todos somos trabajadores. Ya sea por cuenta ajena en empresas públicas o privadas, autónomos, empresarios, sindicatos… todos somos un valioso capital humano involucrado en un proceso productivo con un único objetivo: generar bienestar.

Y como tal debemos tener claros nuestros derechos, pero también nuestras obligaciones porque formamos parte de una gran maquinaria que ha de funcionar de manera coordinada, en donde todas las partes debemos movernos al unísono, con un mismo fin, para salir ganando todos.

En este engranaje, somos cada vez más las empresas convencidas y comprometidas con ese fin, que no es otro que trabajar intensamente para sacar a este país de la crisis y construir un futuro de oportunidades y crecimiento. Nuestro compromiso como generadores de empleo y riqueza hace que, muchas veces, aunque tengamos ganas de tirar la toalla, resurjamos de nuestras cenizas para seguir adelante. Una batalla llena de obstáculos que requiere de mucho esfuerzo y en la que necesitamos aliados para ganarla.

Por un lado, la Administración que debe allanarnos el camino para favorecer nuestro crecimiento y desarrollo, porque más y mejores empresas significan más y mejores trabajos, y eso se traduce en mejor calidad de vida para miles de familias. Por otro necesitamos contar como compañeros de viaje con las personas que conforman nuestras plantillas, porque su compromiso es nuestro principal activo. Y, por supuesto, tendemos la mano a los agentes sindicales para ir de la mano en la búsqueda de soluciones efectivas que mitiguen el desempleo.

Esta es la meta: trabajar en equipo para que trabajemos todos.