Llega el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y con él declaraciones e imágenes apoyando, con cierto postureo, el clamor de millones de mujeres que salen a las calles para exigir lo que les corresponde. Pero que no nos engañen, los buenos propósitos no valen sólo en una fecha señalada del calendario, porque el movimiento se demuestra andando.

Nunca podrá haber una verdadera transformación si no contamos con las mujeres, con su participación y contribución todos los días del año; con su psicología, sensibilidad, visión femenina y protectora de las cosas; con su creatividad para solucionar problemas, talento para hacer equipo y liderar, proteger, cuidar, proveer y administrar bien.

Es en el ámbito laboral donde viven una de las mayores desigualdades, porque a pesar de trabajar al mismo nivel que sus colegas varones, no obtienen la misma remuneración ni reconocimiento. Una lucha incansable en busca de derechos fundamentales que, a día de hoy, evidencia que la igualdad aún sigue siendo un reto a alcanzar.

Como decía, el movimiento se demuestra andando. Y qué mejor ejemplo que el de nuestra federación que abandera la igualdad como pilar. De una plantilla de 40 personas, más del 50% son mujeres. No existe brecha salarial dentro de la organización ante puestos de trabajo similares y el sistema retributivo garantiza la igualdad salarial en todas las categorías. Asimismo, se facilita la reducción y la adaptación de los horarios de entrada y salida para favorecer la conciliación, así como una guía sobre el uso de lenguaje inclusivo, para expresarnos oralmente o por escrito sin discriminar a un sexo. Algo que la Administración no hace y debería predicar con el ejemplo.

En FEMEVAL ya llevamos más de una década guiándonos por un exigente Plan de Igualdad, aún sin tener obligación de implementarlo. Un sello que identifica nuestra cultura corporativa. Asimismo, ya hemos comenzado a elaborar la siguiente edición de 2022-2025.

Este esfuerzo por promover la presencia femenina en nuestra federación, es el que tratamos de inculcar a las empresas del metal para avanzar en la construcción de la igualdad de género en el sector. Porque en el metal las mujeres representan un 18% (frente al 45,5% que supone su presencia en el conjunto del mercado laboral). Por ello, trabajamos incansablemente en modificar esta tendencia e incorporar a la mujer en ocupaciones de la industria, comercio y servicios del metal. Una tarea en la que necesitamos del apoyo de todos y todas para influir desde la infancia con el fin de acabar con estereotipos y roles de género que condicionan nuestro futuro.

Con todo ello y a estas alturas, nadie debería poner excusas para no avanzar hacia la integración de la mujer, la igualdad real de oportunidades y al principio de no discriminación como pilares básicos de actuación. El movimiento se demuestra andando si hay voluntad, y reconociendo que las mujeres, ayer, hoy, mañana y siempre, han aportado, aportan y seguirán aportando, desde diferentes esferas, conocimientos, sensibilidades y un saber hacer que, incomprensiblemente, se sigue desaprovechando y no llega a hacerse lo suficientemente visible.