Según destaca el Informe de Coyuntura del metal que realiza FEMEVAL, la actividad y el empleo de ls industria acusaron una caída del 2,1% y del 12% respectivamente. Unos datos preocupantes que muestran a un sector que se resiente por los elevados costes laborales, de la energía y de materias primas y componentes, así como por la dificultad para contratar personal cualificado.
A esto se suma un estancamiento de la tasa de crecimiento de la actividad de todos los subsectores, al situarse en un 1,2% en los primeros seis meses del año, frente al mejor comportamiento del metal en el ámbito nacional que creció un 6,1%. Solo el subsector de equipos y material eléctrico y electrónico presenta un buen comportamiento con un importante crecimiento de producción, empleo y exportaciones, motivado por el tirón del sector de las energías renovables y del vehículo eléctrico.
Respecto a las exportaciones, aunque a un ritmo menor que en 2022 (+28%), aumentaron un 9,75% de enero a junio, y continúan siendo el principal motor de producción del metal.
Las expectativas de negocio se mantienen en un terreno totalmente neutro con ligera tendencia negativa, debido a la inestabilidad política y el alza de los tipos de interés. En cuanto a la evolución de inversiones, sufren un fuerte descenso, situándose muy por debajo de los 50 puntos, en concreto en 42,05 puntos.
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