Aunque patronal y sindicatos tenemos nuestras propias recetas para mejorar el mercado laboral y la productividad de las empresas, en un ejercicio de responsabilidad hemos conseguido sacar adelante el Convenio Colectivo Provincial para la Industria, Tecnología y Servicios del Metal de Valencia para 2015-2016.
Así, y más allá de los intereses de cada una de las partes de la Comisión Negociadora, hemos puesto especial empeño en dar luz verde a un principio de acuerdo que recoge incrementos salariales razonables ajustados a la realidad de las empresas. Pero, sobre todo, mantiene y consolida aspectos fundamentales del convenio anterior vinculados a la flexibilidad laboral.
Todo un mérito si tenemos en cuenta que las negociaciones comenzaron hace seis meses en un terreno poco abonado para sembrar consensos. Y es que la hipotética recuperación económica y el enjambre electoral han capitalizado las conversaciones hasta el último momento. Incluso ha llegado a sobrevolar una posible convocatoria de una huelga para los días 29 y 30 de junio y 1 de julio.
Pero como ya comentaba en un post del pasado mes de noviembre “El metal del futuro”, tras la constitución de la Mesa Negociadora de este convenio, a FEMEVAL y a CCOO PV y UGT-PV nos tocaba demostrar de nuevo nuestra madurez , para acordar unos contenidos que resultasen satisfactorios para los miles de empresarios y más de 72.000 trabajadores que representamos.
¡Y lo hemos conseguido! Además, sin fisuras ni fracturas, porque, aunque las crisis económicas y las de concertación social parecen ir siempre de la mano, este preacuerdo indica que esta vez ha sido diferente. Ya lo decía E. Wertheim en “una negociación exitosa, todos ganan. El fin debe ser el acuerdo, no la victoria”. Y con esta premisa en mente hemos acercado posturas para buscar un punto de equilibrio que nos permita regular el mayor convenio provincial por número de trabajadores de la Comunidad Valenciana.
Aunque considero que el mayor logro ha sido que hemos sabido evolucionar hacia una fórmula de negociación más colaborativa basada en el yo gano/tu ganas, alejada de modelos obsoletos competitivos donde imperaba el yo gano/tu pierdes. Los cambios operados en el modelo productivo además así lo exigen.
Por lo tanto, podemos afirmar que hemos cumplido eficazmente con nuestra labor como agentes sociales, lo que nos permite además salir airosos de absurdos cuestionamientos a instituciones claves del sistema democrático como somos las organizaciones empresariales y sindicales.
Al respecto, voy a permitirme la licencia de volver a reclamar que se reconozca nuestra predisposición y trabajo en la institucionalización del diálogo social, la negociación de los convenios y la canalización de los conflictos laborales. Necesitamos que la Administración ponga en valor nuestro papel como interlocutores en la negociación de los convenios colectivos porque beneficia a nuestros asociados y por extensión al resto de empresas de forma gratuita. Por lo tanto, nuestro objetivo es que se vea reconocida la gestión que hacemos como negociadores, y no sólo el de las cúpulas, porque los sectores también participamos y no vemos compensada esa participación vía presupuestaria ni jurídica.
Sirvan estos datos que destaca el secretario general de CONFEMETAL en un artículo en Cinco Días sobre la labor de los agentes sociales. Según Andrés Sánchez de Apellániz, el 90% de los trabajadores del sector privado en España ven fijadas sus condiciones salariales y laborales a través de la negociación colectiva. En nuestro país se negocian 5.500 convenios colectivos al año para cerca de 1.400.000 empresas y entre 10 y 11 millones de trabajadores. Y paradójicamente solo un 28,5% de todas esas empresas está asociado a alguna organización empresarial negociadora de esos convenios.
Así que va siendo hora de regularizar nuestro cometido en materia de negociación colectiva porque por la función social que desempeñamos casi de manera altruista bien lo merece.