Esta es la situación. En España, las pequeñas y medianas empresas representan el 99,9% del tejido productivo y emplean al 80% de la población activa. Es decir, existen más de 3.100.00 pymes que cuentan con menos de 250 trabajadores y con un volumen de negocio anual que no rebasa los 50 millones de euros. Por su parte, casi la mitad de estas compañías, un 42%, se consideran microempresas que emplean entre uno y nueve trabajadores.
Por sectores, el de servicios acapara la mayor parte de las empresas con un 56%, seguido del comercio con el 24,3% y la industria. De las de carácter industrial, el 85,8% son microempresas.
Estos datos, extrapolables al tejido empresarial valenciano, ponen en evidencia que las pymes son un colchón para la creación de empleo y un eslabón fundamental para el desarrollo económico de nuestro país.
La economía valenciana, que experimentó un notable crecimiento a principios del siglo XXI, ha sufrido la reciente recesión de manera drástica. En los últimos años, el deterioro del tejido empresarial ha alcanzado a todos los sectores. Un descenso que ha sido mayor entre las empresas pequeñas y medianas. En el caso particular de nuestra industria, ha llegado a acumular un desde 2008 una pérdida de cerca de 48.000 empresas. Por lo tanto, está claro que las pymes son más vulnerables a situaciones económicas desfavorables, y cuánto más pequeñas, el problema se acentúa. Su reducido tamaño ha sido un hándicap tanto para su apertura al exterior como para poder acceder a financiación. Un factor al que se la ha unido el aumento de la morosidad de clientes y una descontrolada economía sumergida.
Pero mirar atrás no pone soluciones a los problemas, y de eso sabemos mucho los empresarios. La crisis ha marcado un antes y un después, y hoy los mercados piensan y actúan de forma diferente. Una coyuntura que debemos aprovechar, sobre todo, en un momento en el que los indicadores empiezan a mostrar que la recuperación avanza. Pero si las empresas estamos dispuestas a seguir ejerciendo con nuestra responsabilidad de generar empleo y riqueza: ¿por qué no se suman a esta estela favorable las formaciones políticas?.
Con todo lo que como empresarios hemos sufrido estos últimos años para mantener el Estado del Bienestar, creo sinceramente que no nos merecemos la situación de bloqueo político en la que se encuentra nuestro país. Unos y otros están enzarzados en asegurar su escaño y no tienen en cuenta que este contexto de fractura de la cohesión política y social alumbra un estado débil que no nos beneficia en los mercados donde competimos.
Seguir con un ejecutivo en funciones durante meses y meses, y que se baraje la opción de repetir las elecciones a Cortes Generales es un lujo que no nos podemos permitir. Cada hora, cada minuto que pasa es decisivo. Decisivo para la supervivencia del tejido productivo, de los puestos de trabajo de nuestras plantillas y de los millones de parados que necesitan de un nuevo gobierno se ponga a trabajar de inmediato en los problemas que acucian a un país que se encuentra, a día de hoy, sin capitán y sin rumbo.