Dice un proverbio hebreo “Promete poco y haz mucho”. Sabia reflexión porque nuestra condición humana -optimista y con ganas de ayudar a los demás-, nos lleva a menudo a prometer más de lo que podemos hacer en realidad. Sin embargo, se ha vuelto muy común en nuestra cultura, y mucho más en el ámbito económico-político, romper con las promesas.
Un claro ejemplo lo tenemos estos días en los que se están trabajando los presupuestos de la Generalitat Valenciana. Un mapa que reflejará las prioridades y objetivos para 2019 y en el que las políticas eminentemente sociales, un año más, adquirirán máximo protagonismo, y lo compartimos.
Estamos de acuerdo en la importancia de prestar especial atención a aquellos aspectos muy sensibles que contribuyen al bienestar de la ciudadanía, como la sanidad, vivienda, dependencia y protección social. No lo ponemos en duda porque como empresarios estamos más que comprometidos con nuestro entorno y con la protección de los más vulnerables.
Pero hay que tener una visión global inteligente en la manera de hacer posibles esas ayudas. Se destinan grandes partidas presupuestarias que necesitan dinero para ser reales. Y esto, muchas veces, crea falsas expectativas y genera insatisfacción en la sociedad porque acaban siendo una quimera.
Desde FEMEVAL, pensamos que antes de hacer promesas hay que pensar primero en quién te puede ayudar a cumplirlas. Y el mejor aliado en este caso son los sectores productivos, y en mayor, medida la industria valenciana.
Las políticas sociales, necesitan una aportación económica importante, que solo puede provenir de una actividad económica dinámica, que genere impuestos. (La subida de impuestos indiscriminada solo sirve para ahogar, aún más si cabe, al contribuyente).
Ya lo vimos el año pasado. Sanidad, educación y políticas sociales se llevaron el 61% del presupuesto. Por contra, las ayudas a los sectores industriales que iban a recibir un fuerte impulso al pasar de 10 a 20 millones de euros, se quedaron a medio camino de lo prometido al dejar finalmente en 17,5 millones de euros la partida prevista para el nuevo Plan Estratégico de la Industria Valenciana (PEIV). Esto es, 2,5 millones de euros menos del reparto acordado en el Observatorio de la Industria.
Y este año no nos gustaría que se repita la misma historia. Lo más socialmente responsable es la generación de empleo. Y nuestra industria está firmemente comprometida con la creación y mantenimiento de puestos de trabajo. La fórmula es muy sencilla: menos impuestos, menos recortes presupuestarios y más partidas específicas destinadas a fortalecer y mejorar la competitividad y sostenibilidad económica y social de nuestras empresas.
No hay otra. O nuestros representantes empiezan a apostar por quién tira de la economía real, o este tren social, lamentablemente, no llegará a su destino. Toca prometer poco y empezar a hacer mucho por el sector industrial. Esa es la apuesta ganadora.