Una de las características que tienen los Juegos Olímpicos es que, cada cuatro años, inexorablemente, llueva o truene, entran en nuestras vidas inundándolo todo. Lo mismo nos sucede a los empresarios valencianos que, cada cuatro años y como ocurrió en la película Bienvenido Mr. Marshall, esperamos en nuestras tierras, como aves migratorias, el paso de los ejércitos de salvación, encarnados en forma de partidos políticos que vienen, de un plumazo, a solventarnos todos los problemas que hemos padecido durante el último cuatrienio.
Y aquí estamos frente a un año 2015 que se presenta con una apretada agenda marcada por cuatro procesos electorales cruciales: las elecciones andaluzas en marzo, autonómicas y municipales en mayo, las catalanas para septiembre y unas elecciones generales que se prevén, en principio, para finales del ejercicio.
Unas elecciones a la vista en las que el bipartidismo parece estar amenazado tanto por los casos de corrupción que han salpicado a unos y a otros, como por la irrupción de un nuevo partido político que está desbaratando todas las encuestas.
Por eso, y ante el posible huracán que se avecina, las diferentes formaciones políticas han empezado a mover ficha. Así lo demuestra la rapidez con la que tanto el PSOE, como el PP y Podemos se han movilizado para buscar su espacio político en tierras valencianas. Es más, el olor a tinte electoral llega a tal punto que hasta el propio Gobierno, con Rajoy y Montoro capitaneando sus respectivas comitivas, se han dejado ver por estos lares. ¡Cuanto menos, sorprendente después de tanto tiempo!
Una más que evidente maniobra de cómo los partidos ya están desplegando las piezas sobre el tablero para avanzar con celeridad hacia posiciones que aseguren sus escaños. Pero que no se olviden que en este ajedrez también jugamos nosotros, los empresarios.
Para los políticos somos una pieza clave para las elecciones pero se olvidan de nosotros para las inversiones. Por eso, les pedimos que no vengan únicamente a hacerse la foto y a llenar los aforos con promesas de ejercicios de transparencia en la Administración, porque eso ya lo damos por supuesto.
Las empresas, sobre todo las más pequeñas que somos la gran mayoría, estamos dispuestas a escuchar siempre y cuando nos hablen de lo que realmente nos interesa.
Y lo que ahora nos urge saber es ¿qué medidas tienen previstas para solucionar nuestros problemas financieros por la falta de créditos adecuados?; ¿qué actuaciones van a acometer para quitarnos la soga de la presión fiscal?;¿cuáles son las alternativas de financiación que prevén para nuestra Comunidad?; ¿cómo se plantea el futuro del Plan Nacional de Formación?; ¿qué horizonte energético nos espera? o ¿qué actuaciones contemplan en sus programas para dar un impulso a nuestra industria que, a día de hoy, no se siente respaldada por las políticas económicas?
Estas son sólo algunas de las cuestiones que nos quitan el sueño. Aunque también nos desvela pensar que las citas electorales que se aproximan paralicen la gestión administrativa, en un momento en el que la recuperación económica parece empezar a asomar tímidamente la cabeza.
Las empresas, los trabajadores, las organizaciones empresariales como FEMEVAL, la sociedad en general necesitamos volver a ilusionarnos y recuperar la confianza. Sólo pedimos agilidad, dinamismo y respuestas rápidas del sector público. Pero, sobre todo, madurez para que los representantes de los distintos partidos, una vez superados los comicios electorales, alcancen acuerdos que favorezcan la gobernabilidad por encima de sus intereses partidistas.
En FEMEVAL nos encontrarán trabajando día a día y defendiendo a nuestras empresas y nuestra tierra, para que el final de esta película sea diferente al de la de Berlanga.