Barómetro del Metal

IGUALDAD EN MAYÚSCULAS

Post Público 07/03/2018 2 2.632
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Celebramos el Día Internacional de la Mujer con un movimiento global sin precedentes por los derechos, la igualdad de género y la justicia de las mujeres. En él se reivindica un planeta 50-50 en 2030, para garantizar que el mundo laboral beneficie a todas las mujeres, ya que apenas el 50% de las mujeres en edad de trabajar están representadas en la población activa mundial, frente a un 76% de hombres.

 

Esta fecha, tanto por lo que representa como por lo que se conmemora, es un momento ideal para hacer una retrospectiva sobre el papel que han desempeñado a lo largo de la historia. Durante siglos, cientos de mentes brillantes fueron silenciadas por su condición de género. No obstante, muchos de los grandes hallazgos son obra de ellas. Baste sólo algunos ejemplos: la ingeniera Hedy Lamarr desarrolló la técnica de computación de frecuencias en 1940 que, años más tarde, contribuiría a la creación de la tecnología WIFI y Bluetooh. Por su parte, la creación de un artilugio tan práctico como el limpiaparabrisas, se lo debemos a Mary Anderson. Y a Sarah Matter, inventora estadounidense, el periscopio por el 1845. Destacan otros nombres como Barbara Crawford, la única mujer que participó en el equipo de ingeniería de la NASA para llegar a la luna. O Elsie MacGill, la primera diseñadora de aeronaves del mundo.

 

Pero si nos remontamos a nuestra historia más reciente, la lista sigue creciendo. Me refiero, entre otras, a Gertrude B. Elion, Premio Nobel de Medicina en 1988, cuyos medicamentos hicieron posible el trasplante de órganos. A sus 35 años, Rebeca Minguela, ingeniera de Telecomunicaciones, es la  creadora del buscador de hoteles Blink Booking y CEO de la empresa Clarity que emplea Big Data e Inteligencia Artificial para disminuir la desigualdad. Otra referencia la tenemos en María Fanjul, directora de E-comerse de Inditex, que con 34 años, ha conseguido colarse en la lista de las mujeres más poderosas de España. Y qué decir de Marta Martínez, matemática y presidenta de IBM España, Portugal, Grecia e Israel desde enero de 2013; de Ana María Llopis, presidenta de la cadena de alimentación DIA, o de Sarah Harman, directora de LinkedIn en España y Portugal.

 

Estas mujeres tuvieron o han tenido un reconocimiento a sus logros, pero ha habido muchísimas otras que, a pesar de haber trabajado al mismo nivel que sus colegas varones, no lo han obtenido. Una lucha incansable en busca de derechos fundamentales que, a día de hoy, evidencia que la igualdad aún sigue siendo un reto a alcanzar. En pleno siglo XXI, las leyes discriminatorias contra las mujeres y niñas aún persisten en todos los rincones del mundo y continúan haciendo estragos en todos los ámbitos, sociales, políticos, personales...

 

Por fortuna, cada vez se está haciendo más fuerza por visibilizar el importante impacto económico que tiene la presencia de la mujer en el mundo laboral. Un asunto que afecta al desarrollo de los países y a la rentabilidad de las empresas porque, también, cada vez más, las mujeres tienen un peso más relevante en las decisiones de compra e inversión, tanto en el ámbito doméstico como profesional. A esto hay que añadir que nunca antes en el plano internacional se había dado tanta importancia al potencial económico de las mujeres, como consumidoras, empleadas y directivas.

 

Se estima que si las mujeres pudieran acceder a los mismos puestos y tener las mismas posibilidades se generaría ganancias de productividad de entre el 3% y 20%, y en la Eurozona este porcentaje estaría en el 13%.

 

Pero es evidente que algo sigue fallando cuando continuamos hablando de eliminar las barreras de género. Como siempre…la dificultad para conciliar, los patrones masculinos presentes en algunas empresas, los sistemas de promoción cuando no son objetivos y la menor visibilidad de las mujeres son algunas de las principales barreras para no alcanzar esa igualdad tan anhelada.

 

La brecha salarial, en salario hora, permanece invariable en un 14,9% en España, pese a que en el conjunto de la Unión Europea ha disminuido. Además es el triple que en países como Italia, Luxemburgo y Rumanía. Estos datos constituyen una discriminación inaceptable que debería hacer reaccionar sin demora a los poderes públicos. Y lo digo con argumentos, porque, en este sentido, nuestra federación tiene mucho camino recorrido y de ella podrían aprender.

 

FEMEVAL lleva años trabajando, como agentes sociales, para que en el sector metalmecánico tanto mujeres como hombres estén equiparados en cuanto a empleo, formación, promoción y el desarrollo de su trabajo. Así lo corrobora nuestro papel decisivo en el establecimiento de convenios colectivos en los que se defiende la igualdad de los trabajadores y trabajadoras, con independencia del género.

 

Podemos decir alto y claro que somos garantistas de la igualdad porque hemos conseguido pactar cláusulas en la negociación colectiva que contemplan procesos de selección de personal en los que se cumple, no sólo la normativa vigente o pactada, sino también los principios de no discriminación, igualdad de sexos y fomento de una política racional de empleo.

 

Todo un logro que se suma a un exigente Plan de Igualdad que este patronal tiene implantado en su gestión interna desde el año 2000. Y ya vamos por la tercera edición, que para el periodo 2017-2019, nos compromete a garantizar y promover la igualdad real y efectiva entre las mujeres y hombres que trabajan en FEMEVAL, y promover el principio de no discriminación como pilar básico de la política de la organización.

 

Es precisamente este firme compromiso con la implantación de modelos igualitarios el que nos hace mostrar un absoluto rechazo a cualquier indicio de discriminación directa o indirecta por razones de género, en materia salarial o en cualquier otro aspecto, actuación que consideramos debe reprocharse y erradicarse en nuestra sociedad.

 

PARIDAD, IGUALDAD, EMPODERAMIENTO… en mayúsculas. ¡Ese es el reto! Desde FEMEVAL sumamos nuestra voz a las celebraciones de este 8 de marzo para que, de una vez por todas, se derriben las múltiples barreras que impiden a las mujeres participar en el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social.