La tradición nos lleva en estas fechas a desear una feliz entrada de año y a llenar la mochila de buenos propósitos. Y para no romperla, he aquí nuestras peticiones como federación.
A 2023 le pedimos que la coyuntura nos sea más benévola para poder volver a la tan ansiada normalidad. Y en eso confiamos porque, aunque el horizonte se presenta con claroscuros, las perspectivas empresariales son positivas siempre y cuando se tracen las vías adecuadas.
Deseamos que sea el año del reconocimiento del metal como sector estratégico de futuro. Y para ello desde FEMEVAL seguiremos defendiendo incansablemente que no se ponga en entredicho el papel que cumplen nuestras empresas como generadoras del Estado del bienestar.
Si algo queremos para 2023 es que a la industria, comercio y servicios del metal nos dejen trabajar y la clave para sobrevivir y avanzar en este contexto está en anticiparse y no ponernos trabas. Por eso, solicitamos agilidad en los trámites burocráticos para que, sobre todo, las Pymes mantengan su actividad. Y no vernos sometidas a más cargas impositivas cuando los vientos no son favorables, porque en esos momentos nunca se plantea gestionar mejor la Administración, sino que la solución rápida pasa por apretarnos aún más el cinturón a las empresas y personas autónomas.
Así, nuestro mensaje a la clase política es que reduzcan la crispación y el enfrentamiento y lo transformen en sensatez, porque su encrespada actitud a lo único que nos aboca es al más absoluto fracaso como sociedad.
Al respecto, deseamos que este año gane el sentido común en las urnas y pedimos a los partidos llamados a gobernar que no nos llenen la cabeza de pájaros y que atinen en sus promesas electorales, las cumplan y las mantengan sin dar un paso atrás en todo lo conseguido. De no hacerlo, sería dejar de nuevo en el olvido a un tejido económico y social muy necesitado de certidumbre y de medidas valientes y útiles.
2023 será también una etapa en la que confiamos que el diálogo social lleve a buen puerto la negociación de los convenios colectivos que afectan a la industria y al comercio del metal. Una labor en la que, a buen seguro, nuestra patronal, como agente social, sabrá estar a la altura de lo que necesitan sus empresas.
Nos gustaría también ver cómo los precios energéticos nos dan tregua, que nuestra industria se afiance como un modelo de crecimiento sostenible y que se siga apostando por la formación como herramienta de cualificación profesional para cubrir las demandas de un mercado laboral en el que las empresas del metal necesitan cada vez más esos perfiles.
En 2023 también queremos seguir ayudando a quienes más lo necesitan mejorando su vida, que sea un año de avances en igualdad real, de compromiso en favor del trabajo saludable y de una gestión empresarial orientada a las personas, y repleto de actuaciones para hacer nuestro entorno más sostenible.
Al fin y al cabo, no pedimos tanto para todo lo que queda por hacer en este nuevo viaje de 365 días. Y el primer paso sería empezar por preocuparse por los problemas que realmente nos importan, sin bajar la guardia y haciendo las cosas bien.
Repercusión en medios:
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