Queridos Reyes Magos: ¡Cómo está el portal! Acabamos de dar la bienvenida a 2016 y ya estamos inmersos en un mar de desacuerdos. El año ha llegado cargado de polémicas tan dispares como la generada por la presencia de mujeres representando a sus Majestades en las Cabalgatas o la falta de consenso sobre quién debe presidir Cataluña. Una discordia muy similar a la que se está produciendo en el ámbito nacional para formar Gobierno. En definitiva, triquiñuelas políticas que, una vez más, se alejan de una realidad socioeconómica que demanda actuar sin demora.
Y entre tanto los empresarios seguimos haciendo camino sin opción a detenernos ni alejarnos de él. Una situación que me recuerda a la fábula de la cigarra y la hormiga. Porque mientras ellos se enredan en eternas negociaciones que paralizan el país nosotros continuamos trabajando duro para tirar del carro de la productividad.
Hay que reconocer que si algo hemos hecho bien las empresas en 2015 han sido nuestros deberes. Hemos intentado mantener a flote nuestros negocios con mucho esfuerzo y poco reconocimiento. Hemos pagado con creces nuestros impuestos y lidiado a diario con trámites burocráticos interminables y con una inseguridad legislativa que ha afectado aún más a nuestras relaciones con las diferentes administraciones del Estado. Hemos sobrevivido a un monopolio de los costes energéticos. Hemos luchado incansablemente contra el fraude y denunciado acciones de unos pocos que están dentro del sistema pero fuera de la ley. Actuaciones que, sin lugar a dudas, provocan un quebranto en las arcas del Estado.
También, hemos tratado de crear empleo y el más difícil todavía, hemos conseguido mantener nuestras plantillas. La salida al exterior ha sido otra opción que nos ha permitido explorar nuevos mercados que nos ofrezcan más oportunidades que el interior. Y cómo no, hemos buscado financiación donde no la había y soportado unos plazos de cobro insostenibles para hacer frente a nuestros pagos a proveedores y trabajadores.
Pero, ante todo, hemos sido capaces de asentar las bases de una nueva forma de hacer más con menos, manteniendo la cordura y el sentido común, para no perder nuestra esencia como generadores de bienestar social.
Por todo este comportamiento que, entiendo, merece más que un aprobado, queridos Reyes Magos les escribo esta carta. En ella les pido solamente estabilidad, compromiso y confianza. Como verán nos conformamos con poco.
Estabilidad para que el ejercicio 2016 transcurra de la mejor manera posible. Y para ello la primera condición es que no se complique la creación del nuevo Gobierno, porque pondría en peligro una etapa en la que ya observamos una recuperación consolidada del consumo, y en la que si se mantiene la demanda del mercado exterior y las exportaciones podremos crecer. El compromiso tendrá que venir del nuevo Ejecutivo que se forme (esperemos pronto) para que apruebe medidas, consensuadas con agentes sociales como FEMEVAL, que impulsen la economía de verdad.
Y por último, y no menos importante, confianza en nuestra labor como empresarios sobradamente capacitados para mover la maquinaria económica. Una confianza que también deberán recuperar nuestros dirigentes con hechos. Porque si los empresarios, trabajadores y el conjunto de la sociedad hemos jugado limpio con el Estado durante años, también estamos en nuestro derecho de exigirles, a partir de ahora, unas reglas del juego 100% éticas e íntegras que asienten las bases de la recuperación.
Firmado: un empresario del sector metalmecánico valenciano que le pide a 2016 poder seguir haciendo bien su trabajo. Con eso es suficiente.