Ya están aquí esas deseadas vacaciones de verano que tanto han tardado en llegar. Toca apagar ordenadores. Bajar las persianas de los negocios. Poner en off las maquinarias y despedirnos de nuestros compañeros hasta septiembre. Y, cómo no, toca descansar y reponer fuerzas para traer de vuelta las maletas llenas de buenos propósitos.
Todo esto está muy bien, pero personalmente, a estas alturas del año lo que necesito realmente es desconectar. Una desconexión total del entorno laboral, más que recomendable, pero que para un empresario es imposible. Porque vayamos donde vayamos siempre nos llevamos a cuestas la empresa.
Así es. Los empresarios nunca echamos el cierre por vacaciones (siempre y cuando se puedan coger que, en mi caso, lo tengo arduo complicado este año). Porque ese periodo que algunos aprovechan para cambiar de aires y romper la dinámica, a nosotros nos sirve para reflexionar sobre cómo mejorar nuestro negocio, replantearnos formas de hacer tras once meses de quebraderos de cabeza y tratar de recargar las pilas para enfrentarnos a un nuevo curso.
La verdad que no es fácil trabajar cuando todo el mundo está de vacaciones. Pero si lo hacemos es porque no tenemos más remedio. ¡Los barcos no se tripulan solos! Los pagos a proveedores, esos pedidos urgentes de clientes, cerrar la facturación del mes o cuadrar las nóminas de agosto son sólo algunas cuestiones que se suben al carro de nuestros hipotético descanso estival.
Desde luego los avances tecnológicos hacen posible que, en el caso de desplazarnos lejos, podamos continuar virtualmente conectados a nuestro negocio para solucionar posibles imprevistos. El móvil, el correo electrónico, Internet… son buenos aliados pero también nos hacen esclavos de nuestra propia empresa.
Según la revista Forbes, casi la mitad de los empresarios españoles seguiremos trabajando durante el verano, y aunque disminuirá nuestra jornada, no la dejaremos por completo. ¡Mal de muchos, consuelo de pocos! Eso sí, señala que es más que importante tomar aunque sea unas pequeñas vacaciones. Y añade incluso que es una necesidad si queremos rendir al 100% el resto del año.
Gracias por el consejo. Intentaremos desconectar que buena falta nos hace, colgar el cartel de cerrado por vacaciones aunque sea unos días y aplicarnos eso de que “el arte del descanso es una parte del arte de trabajar”, como bien decía John Earnest Steinbeck.
En septiembre más y mejor, felices vacaciones!!!!