Que 2020 ha sido un duro año inolvidable no lo ponemos en duda. Inolvidable porque hemos vivido una situación jamás imaginable marcada por el SARS-CoV-2 que se ha llevado la vida de cerca de 2 millones de personas en el mundo, de las que 50.000 son de España.
Inolvidable porque pasará a la historia como el año de una de las mayores crisis sanitarias y económicas de la era moderna. Un periodo en el que nos hemos enfrentado a nuevas reglas de juego donde los estados de alarma, el confinamiento y distanciamiento social, las ciudades desiertas, las fases de desescalada, las restricciones de movilidad y el uso obligatorio de mascarillas han puesto a prueba a personas, sectores económicos, gobiernos y empresas. Retos que nos han obligado a reinventarnos, a ser más flexibles, más responsables y que se han convertido en una punta de lanza para estar más preparados y seguir adelante.
Inolvidable también por la resistencia de las empresas de la industria, comercio y servicios del metal a las que este año, más que nunca, hemos reconocido su enorme capacidad de respuesta con una edición especial de los XIX Premios FEMEVAL. Empresas que han sacado músculo porque sabían que no podían quedarse de brazos cruzados y a las que como federación hemos tratado de darles luz en la oscuridad poniendo a su disposición toda nuestra estructura y medios para ayudarlas a intentar solventar esta situación.
Insisto en lo de inolvidable, o más bien casi eterno, porque parecía que nunca iba a llegar su final, sobre todo, allá por marzo cuando un virus alteraría nuestros planes, nuestra vida, nuestro mundo y nuestra historia.
Pero, por fin, ha llegado el momento de decir adiós a 2020. Nos despedimos de él con el deseo de no volver a vivir un año igual. Lo malo es que la Covid seguirá marcando el 2021, esta vez con la esperanza de la vacuna como salvavidas de una crisis que nos ha pillado por sorpresa.
Pero también con la confianza de saber que ha traído nuevas pautas que han llegado para quedarse. Nuevas formas de hacer donde, ahora más que nunca, el valor más importante son las personas y sobre las que debemos poner el acento de todas las actuaciones. Donde la innovación, la sostenibilidad, el talento y la transformación digital serán la base de crecimiento. Donde sectores como la industria han escalado posiciones para demostrar que es el modelo económico sostenible y resiliente hacia el que evolucionar si queremos que este parón económico no nos pase más factura.
Nuevos escenarios ante los que el tejido productivo, sus organizaciones representativas, la Administración y el conjunto de la sociedad tenemos que adaptar nuestras estrategias rápidamente, pero sin dejar de lado nuestra identidad y valores.
Ya camino de 2021, nos queda la incógnita de descubrir qué nuevos desafíos nos presentará. Pero también la firme convicción de que si algo nos ha enseñado este momento es, en primer lugar, a concienciarnos de que todos y todas, sin excepción, somos mucho más frágiles y vulnerables de lo que pensamos. En segundo lugar, a demostrar quiénes podemos ser cuando somos nuestra mejor versión. Y, por último, a tomar buena nota de que los problemas no se arreglan con improvisaciones sino con disciplina, constancia, rigor, imaginación, audacia, madurez y responsabilidad.
Bienvenido Año Nuevo!!!
Repercusión
Horta Noticias