Por definición, un problema siempre tiene solución. Y ante él debemos ser capaces de evaluar sus riesgos, prever sus consecuencias y no esperar a que nos estalle cuando ya tiene difícil solución.
En esta tesitura se encuentra la industria del metal porque se está enfrentando a un grave problema. Este es el escenario. Las materias primas han experimentado subidas de precios de entre el 20 y 45% respecto a 2020. A esto se une una escasez de aprovisionamiento con previsiones de plazos de entrega críticos de entre 3 y 4 meses, sin compromiso o garantía de suministro, a resultas de que haya materia prima, lo que conlleva a su vez un mínimo margen de maniobra de las empresas para previsiones de pedidos a largo.
También hay que poner sobre la mesa la actual escasez mundial de contenedores, lo que ha empeorado la situación y provocado un fuerte aumento de los costes de transporte de Asia a Europa, restringiendo aún más el suministro a Europa. Y la subida del precio de los fletes, afectados también por la reducción de contenedores y que acumulan ya retrasos aproximados de un mes.
Desde FEMEVAL ya hemos lanzado una alerta para poner freno y hacer frente común contra a una problemática que, de prolongarse, puede poner a la industria en riesgo de desabastecimiento.
La situación es crítica porque, de una parte, los clientes no entienden las subidas de precio. Y, por otra, las empresas tienen dificultades de acceso al material necesario que le garantice el suministro para mantener su producción. Esto puede provocar el recurrir a paros forzados y a medidas drásticas como ERTE, aún teniendo cartera de pedidos confirmados. Además, este contexto por el que atraviesa la industria del metal, se está generalizando en otros sectores productivos de nuestra Comunitat.
¿No es este problema un aviso a navegantes? La respuesta es sí. En FEMEVAL llevamos tiempo advirtiendo que viene el lobo e insistiendo que ante una coyuntura adversa sólo hay dos alternativas: anticiparse o esperar a que ocurra. ¡La segunda, descartada! Porque si no nos anticipamos y ponemos medidas para paralizar ese posible desabastecimiento de nuestra industria que amenaza su competitividad, al final tendremos que lamentarnos por no haber reaccionado a tiempo. Un duro revés porque para resurgir de sus consecuencias tendremos que emplear esfuerzos extra en algo que se podría haber solucionado con planificación.
Si algo hemos aprendido de esta pandemia es que nos puede parar el virus, pero no la falta de previsión. Y las organizaciones empresariales tenemos que detectar y saber leer a tiempo qué está pasando en nuestro entorno para dar una solución a nuestras empresas. Por eso, debemos prepararnos ante la posible situación caótica que va a provocar la especulación con el precio de materias primas del metal.
¿Cómo? Haciendo un llamamiento a entidades como las Autoridades Portuarias, Cámaras de Comercio, Confemetal y a la propia Administración para, entre todos, poner en valor la cadena de producción y suministro autóctona en detrimento de la competencia externa, porque las reglas de juego del comercio exterior están cambiando.
Debemos protegernos del lobo si no queremos que se acabe llevando por delante todo por lo que hemos trabajado. Sobre todo, el gran esfuerzo del metal para afrontar la crisis en la que estamos inmersos y cuyo horizonte de recuperación aún está en pañales.
Repercusión
VALENCIA PLAZA: Femeval alerta de riesgo de desabastecimiento: "Nos puede parar el virus, no la falta de previsión"
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