La proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema ha disminuido en los últimos años. Sin embargo, en 2018 un 8% de los trabajadores empleados de todo el mundo y sus familias vivían en la pobreza. Y a nivel internacional, alrededor de 24,9 millones de personas están sometidas a trabajo forzoso, es decir, a trabajar bajo amenazas o coacción. Trabajar no garantiza, por tanto, disfrutar de una vida digna, por lo que resulta fundamental impulsar empleos decentes que ayuden a las personas a salir de la pobreza y disminuyan las desigualdades.
La tasa mundial de desempleo se ha recuperado en los últimos años. En el año 2018, se situó en un 5% a nivel mundial, igualando el nivel anterior a la crisis económica de 2009. Sin embargo, aún existen grandes disparidades entre regiones, géneros y grupos de edad.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2.000 millones de personas ocupan un empleo informal en todo el mundo. Estos empleos carecen de ingresos dignos, de protección social y de condiciones de trabajo decentes, causando además grandes pérdidas a la economía de un país en materia tributaria.
Además, sigue existiendo una notoria diferencia de género. La proporción de mujeres con empleo informal es mayor que la de hombres y en algunas regiones como Asia occidental y África septentrional, la tasa de desempleo de las mujeres en 2018 superó en más de 8 puntos porcentuales a la de los hombres. Además, cabe destacar que de las víctimas que sufren esclavitud moderna, el 71% son mujeres y niñas.
Respecto al crecimiento económico, el PIB real per cápita, que representa el nivel medio de vida, aumentó en todo el mundo en un 1,9% en 2017, en comparación con el 1,3% del año 2016. En los países menos adelantados también está creciendo el PIB real, sin embargo, a un ritmo no suficiente para alcanzar la meta marcada en 2030. Se necesitan políticas que promuevan la diversificación económica en estos países para garantizar la sostenibilidad a largo plazo y un crecimiento más inclusivo.
El ODS 8 pretende conseguir un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible que beneficie a todas las personas por igual y no perjudique el medioambiente. Esto solo podrá conseguirse creando empleo decente para todas las personas, especialmente para mujeres, jóvenes y otros grupos en situación de vulnerabilidad, erradicando prácticas como el trabajo forzoso e infantil e impulsando el emprendimiento y la innovación tecnología. Solo así se conseguirá generar pleno empleo de calidad e incrementar el bienestar de la población.
El sector privado tiene un rol claro en el logro de este ODS ya que parte fundamental en el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo. Así, las empresas deben garantizar condiciones dignas de empleo, tanto a sus trabajadores directos como a través de sus cadenas de suministro, erradicar prácticas que pongan en peligro los derechos laborales, fomentar la contratación de nueva mano de obra, especialmente entre grupos en situación de vulnerabilidad e incrementar la productividad económica, a través del impulso de la I+D+i, la tecnología y el emprendimiento.
¿Cómo pueden las empresas contribuir al ODS 8?
Todas las empresas pueden contribuir de diferentes maneras al ODS 8.
Acciones desarrolladas dentro del proyecto presentado a las subvenciones de la Consellería de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, por la que se convocan, para el año 2022, subvenciones para la financiación de actuaciones de implementación y promoción de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, destinadas a entidades sin ánimo de lucro.